Lo primero que se enseña en las facultades de ciencias empresariales es el concepto del valor añadido. Hay muchas maneras de obtenerlo, pero una de ellas es conseguir que una parte de la percepción de “ser mejor” por los consumidores, no sea resultado de mejores prestaciones que requieran unos mayores costes. Es aquí donde entran factores como el márqueting y la imagen, que de ser bien cuidada nos dará resultados como los de Apple: sus móviles son excelentes y probablemente los mejores del mercado en términos objetivos: pero sus márgenes son los más elevados del mercado de la electrónica.
Según “expertos” en la materia, el value investing: es una filosofía de inversión que genera rentabilidades positivas de manera consciente en el largo plazo. Se basaría en el análisis fundamental de siempre activos de calidad que serían comprados a precios atractivos generando de este modo carteras robustas a largo plazo.
Una explicación magistral que encontramos en numerosas gestoras que buscan dar la sensación de seguridad a los inversores que tienen miedo del funcionamiento de los mercados financieros. De este modo, el gestor puede “”garantizar”” (en doble comilla, sí) que el valor intrínseco de la cartera, será mayor a largo plazo sin que el capital emigre hacia otro fondo de inversión. Ironías a parte, parece una filosofía de inversión muy atractiva para aquellos que buscan la independencia financiera o una cartera a prueba de grandes bajadas puesto que las grandes empresas no serían quebradas en tantas ocasiones. Además, los inversores particulares, encontrarán en esta filosofía un gran argumento por el cual su cartera en rojo, no es fruto de una sucesión de malas decisiones, sino que el mercado aún debe apreciar el “value” del activo. Se reafirman con que “ellos no especulan”, invierten en valor y no intentan surfear el mercado o sacar cuatro céntimos a un valor. Pero no especulamos todos? Al fin y al cabo, quien compra algo, lo hace pensando que realmente vale más que lo que está pagando, y cuando lo vende al contrario; como dijo Mark Howard: «las buenas inversiones no vienen de la compra de activos de alta calidad, sino de comprarlos cuando el negocio es bueno, el precio es barato, el retorno potencial es elevado y el riesgo limitado.»
Por estos motivos, la comunidad de Twitter parece haberse sumido ante una espiral histriónica sobre “esto es value” sin referirse a nada más que “esta es una empresa que hasta día de hoy ha dominado su sector y hace un buen producto”; lo cual es una buena señal, pero no garantía de revalorizaciones a medio plazo. Y es que de nada te sirve comprar un buen activo a un precio sobrevalorado: o me diríais que comprar Apple a 500$ es “muy value” porque la marca funciona? O la compra de Kraft Hein de Warren Buffett (el profeta de los value investors) lo fue también?
Igual de inútil me parece creer que porque los King dividends o Aristocrat, llevan retornos superiores a nivel histórico respecto al SP, es la opción que debemos escoger (no entro a valorar el efecto publicitario de subir el dividendo año tras año, porque en algunos casos seguirá siendo sostenible y en otros, son empresas que por cambios en los sectores y patrones de consumo, se verán obligadas a cambiar de estrategia o incluso a recortar el dividendo como podría hacer AT&T o como lo hizo Telefónica tras sus resultados).
Qué opciones nos quedan?
Si quisiera hacer una cartera para medio plazo, preferiré optar por diversificar entre sectores, tamaños de empresas y aplicar diferentes técnicas partiendo de análisis de flujos de caja. De este modo, una cartera equilibrada, mantendrá ponderaciones distintas entre valores según nuestros objetivos, que contemplen infraestructuras o REITs, por ejemplo, para una mayor estabilidad, o compras de empresas que consideremos que están muy infravaloradas, sin tener en cuenta su calidad; siempre hablando de renta variable, claro. Considero de vital importancia esta última reflexión, puesto que contrariamente al ejemplo de Apple anterior, estoy seguro de que muchos preferiríais acciones de DIA a 0,1€ independientemente de si optarais por venderlas instantáneamente o no.
Para el largo plazo, inclusive podría ser mejor atenerse simplemente a la gestión pasiva e indexarse sin preocuparse por la calidad de la gestión o comisiones; al fin y al cabo, durante el año pasado la renta variable se desempeñó nefastamente en todo el mundo y los fondos de inversión no fueron ajenos a ello.
Pero no todo son críticas, los fondos value están demostrando en términos generales y de rentabilidad bruta, tener una exposición menor a los drowdowns y de menor intensidad, por lo que si te consideras un inversor relativamente conservador, pueden ser una buena opción. Además es comprensible que muchos fondos orienten de este modo su estrategia puesto que por las limitaciones que les impone la CNMV, no tienen independencia total a la hora de diseñar su cartera, por lo que sumado a su mayor capital que el minorista, los hace más lentos y limita a ciertos tipos de inversiones (si no hay mucho volumen, alterarán el precio y podrán tener problemas para vender el activo). En caso contrario, tenemos a los hedge funds o incluso fondos de inversión típicos nombrados contrarian. Un ejemplo de ellos es Az Valor que en uno de sus fondos ha optado por el sector de las commodities sin buenos resultados durante el año pasado.
Estoy seguro de que estas afirmaciones habrán irritado a más de un inversor, pero esto no significa que los fondos de inversión no sean interesantes en numerosas ocasiones. Si recuerdas el artículo anterior, me declaraba contrario a disponer todo mi capital a la gestión pasiva por los objetivos que mantengo. Por tanto, si no dispones de la capacidad o tiempo y crees realmente en el equipo inversor de un fondo y sus tesis, y estos escatiman en las comisiones aplicadas; te recomiendo encarizadamente que coloques parte de tu capital hacia uno o incluso varios fondos.
Marc Baraut